mardi 18 septembre 2007

Ya no es lo mismo

Desde que me vine a vivir a Suiza, viajar a Francia ha perdido su encanto. Antes, era un proyecto audaz, sembrado de complicaciones, que requería una minuciosa planificación: reunir la ruma de papeles para la visa, actualizar el pasaporte, conseguir boletos aéreos a tarifas razonables, refrescar el francés, averiguar el clima, juntar plata para la estadía. La penúltima vez que pedí visa en la embajada francesa de Lima tuve que dormir en la calle para separar turno y cuando finalmente me atendieron, el funcionario prácticamente me tiró en la cara mis documentos tan trabajosamente recopilados porque mi viaje estaba programado para dentro de tres meses y, según él, no se daban visas con tanta anticipación. Yo lo que quería era asegurarme de tener la visa antes de comprar el pasaje, y en ningún sitio -ni en la pagina web ni en los afiches informativos- se indicaba un plazo mínimo o máximo de antelación (luego cambiaron el sistema, y podías sacar cita en la página web). Dije que ir a Francia tenía un encanto especial y con todo lo que acabo de contar quizá parece que más bien era una pesadilla, pero me refería a que había un grado de dificultad que hacía más deseable el esquivo aterrizaje en el Charles de Gaulle.
Ahora, Magtán me dice "quiegues ig a Francia amog?" como quien me pregunta si me provoca ir a Huachipa. Menos de dos horas de trayecto en auto, y listo, bienvenue à la France. En la aduana casi nunca te piden identificación, máximo al regreso te preguntan si llevas mercadería porque los suizos solo pueden comprar cierta cantidad de carne, leche y otros productos al otro lado. El paisaje no cambia, el idioma pues tampoco y en general podrías entrar y salir de Francia sin darte cuenta, que de hecho me ha ocurrido en alguna de las delirantes rutas que usa mi suegro.
Pero mañana me voy a París, a encontrarme con Oscar y con Fiorella, lo cual ya resulta más emocionante: tengo que tomar el tren a Ginebra, luego un avión hasta París y finalmente el metro para juntarme con mi ex jefe y mejor amigo. Vuelvo a sentir hormigas en el estómago, pero ya no por todo el trámite que implica el desplazamiento, sino más bien porque, como dice el tango, tengo miedo del reencuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida: cómo habré cambiado, como habrá cambiado, qué se nos habrá perdido en medio del océano. Asu, ya ni quiero pensar cómo me voy a poner cuando vuelva a Lima, falta poquito, qué alegría, qué perturbación.

samedi 8 septembre 2007

Dicen que son neutrales pero ...

... los suisses romandes no pueden ver a los suisses-alémaniques, los suisses-alémaniques creen que el resto de la confederación son sus parientes pobres y ambos consideran que los tessinois no son suizos sino italianos, los jurassiens viven reclamando autonomía aunque no tienen ni para cubrir sus gastos, los bernois (de Berna) son muy pachochudos, los zurichois son tremendos materialistas y los genevois -los de ginebra- se computan franceses, lo cual no resultaría tan grave sino fuera porque los franceses (gaulois, frouses) se creen el último queso de la campiña aunque ciertamente son menos impertinentes que los belgas y no tan arrogantes como los alemanes, con el agravante de que estos últimos están copando los puestos de trabajo en Suiza, pero al menos ellos no son tan conchudos como los europeos del este que viven del estado y encima les pegan a las mujeres y se pegan entre ellos y les pegan también a los suizos cuando los apuran en la cola del supermercado, y por si fuera poco manejan tan pésimo como los peruanos (latinoamericanos en general) y hablan tan mal el francés y el alemán como los chinos (chintoks). Neutralidad? mis calzones.

lundi 3 septembre 2007

Fuerza celta

Durante un fin de semana, los celtas que poblaron la región antaño conocida como Helvetia resucitaron para vender joyas, dar lecciones de combate y amenizar la jornada con música típica de su lejana época. Entusiasmadas ante la posibilidad de reencontrarse con sus ancestros, más de diez mil personas visitaron Mont Vully, y yo estuve entre ellas. Que no sean mis antepasados no me iba a impedir darme una vuelta para mirar de cerca a los émulos de las recias comunidades que se expandieron por estos territorios antes de ser sometidos por Julio César durante la guerra de las Galias (la historia es complicada, ni Asterix se escapa, pero por ahí va la idea). Igualitos que en las películas y en los cuentos: había hadas, ninfas, guerreros, orfebres y campesinos. También había stands de arqueólogos, de fósiles y restos de objetos encontrados en la zona, pero para Magtán no fue suficiente, él esperaba una exposición más científica en lugar de -cito textualmente- una feria de disfraces. Ahora resulta que ya no es descendiente de los celtas, sino de los normandos, aunque a mí todavía no me queda clara la diferencia (o sea, más o menos, pero si escucharan sus explicaciones estarían tan confundidos como yo). Felizmente yo no tengo ese problema: tengo que venir de alguna sucesiva combinación de indio con español, más de uno que del otro, pero no le doy mayores vueltas. Ya veremos con qué me sale cuando alguien organice una exhibición de cultura normande.

samedi 1 septembre 2007

El músculo no duerme


Lo paja es que como la sección de deportes del periódico no es sección de fútbol, terminas enterándote de que, por ejemplo, el invierno es la estación más esperada para muchos deportistas profesionales o amateurs o amantes de la adrenalina en general. Qué bestia, hay un egg de campeonatos internacionales, locales, comunales, y otro tanto de disciplinas. El ski para mí era solo el ski, pero resulta que el nombre cambia dependendiendo de la pista, la parefernalia, la cantidad de competidores, etc.
Pero todavía es muy temprano para empezar a hablar de acrobacias en nieve. En realidad, por estos días los titulares más importantes son para el rugby, porque la copa mundial comienza la próxima semana. Aunque sigo pensando que se trata básicamente un pogo con ciertas reglas, me estoy familiarizando con los integrantes del equipo francés gracias a la nueva edición de Dieux du Stade (Dioses del Estadio), una especie de calatario donde los deportistas son las vedettes. Algunas fotos están muy buenas y otras ahí no más, pero de todas maneras son muy recomendables como iniciación al rugby.
En cuanto a las canchas helvéticas, el evento del verano que ya termina (sin haberse a animado a empezar como Dios manda) ha sido el torneo de lucha suiza. No libre, no grecorromana, suiza. Para los más puristas, lucha friburguesa, porque muchas de sus grandes glorias provienen de este cantón. Por lo que he podido deducir, el rasgo diferencial de la lucha suiza es que durante todo el combate los competidores tienen que arreglárselas para sujetar permanentemente alguna parte del pañalón de yute de su opositor, de lo contrario pierden puntos. Esta especie de calzón de sumo es la prenda por excelencia de la lucha suiza, y se lleva encima del uniforme, que puede ser blanco (para la categoría "gimnastas") o jean-y-camisa (para los "pastores"). Ah, y nada de logos (aunque la mayoría de luchadores tiene sponsors) para no convertir este tradicional evento en una fiesta comercial, que para eso ya tenemos bastante con el Tour de Francia. En fin, decía yo, como ya nos quedamos sin Jotitas, mejor distraerse con otras disciplinas hasta que vuelvan a haber buenas noticias.

Foto: Dieux du Stade 2007