dimanche 30 mars 2008

Adivina, adivinador


Qué le están haciendo
a la vaquita
de la foto?

(De entrada, te aviso: no la están ordeñando)

A ver si esta foto aclara el panoramaLe están haciendo la paticure!! Eso sí, no me pregunten por qué, no tengo ni la menor idea de la utilidad que pueda tener semejante servicio pero sí puedo decirles que no es un antojo primaveral de su propietario: esa especie de arnés en que la tienen sujetada no te lo armas en cinco minutos por mero capricho, y el cortauñas eléctrico que usa el señor de rojo que ven atrás es una herramienta que no encuentras en cualquier bodega de barrio. Lo que nadie podrá negarme es que Blanchette se ve tan zen como las señoras que una se encuentra en la manipedi de Ximena.


vendredi 28 mars 2008

Dos blanquirrojas, un destino

Perder 4-0 contra Alemania quizá no es tan grave que caer por el mismo marcador frente a... qué se yo, digamos Costa Rica (cuándo es el partido?), pero si eres el anfitrión de la Eurocopa 2008 (junto con Austria) y la Eurocopa empieza en poquito más de dos meses, estarás de acuerdo conmigo en que por lo menos hay que empezar a prepararse para hacer un soberano roche.
Todavía no entiendo por qué eligieron Suiza como sede. Creo que ni el propio Sepp Blatter, más suizo que el queso, lo tiene muy claro: hasta hace lamentaba en una entrevista la falta de entusiasmo que muestran sus compatriotas frente a tan magno evento. Me imagino que hay un criterio rotativo de por medio, o algo parecido, pero la verdad he visto más expectativa para un campeonato de fulbito intercalles. Ya, hay souvenirs y accesorios "futboleros" en todos los supermercados y tiendas de ropa, pero los que más compran son los portugueses que residen en la Comunidad Helvética.
Aparentemente, ni siquiera la muy decorosa actuación del equipo dirigido por Köbby Kuhn en Alemania 2006 ha logrado despabilar a los fans locales. Y si ya el interés tiraba para magro hasta la semana pasada, la aparatosa derrota de la selección suiza, el miércoles último, difícilmente debe haber mejorado las cosas, a menos que se hayan incrementado las apuestas para ver en qué etapa quedaban desclasificados. En todo caso, mucha decepción no va a haber, y eso ya es un progreso respecto a la siempre frustrada hinchada peruana.
A propósito, no debe ser por gusto que tanto Perú como Suiza comparten los colores blanco y rojo en sus banderas y, por lo tanto, en el diseño de sus uniformes. No sé, estaba pensando que quizá por ahí va la cosa, a lo mejor es solo un karma cromático que se puede revertir tiñendo las camisetas de azul o naranja. No, no? Bueno, por lo menos intenté.

lundi 24 mars 2008

Los trineos son para la primavera

Mientras que en Lima, la consigna de Semana Santa es Playa!!!, por acá todos esperaban los feriados de Pascua para irse a esquiar. Hay tantas estaciones de esquí como balnearios tenemos nosotros, y por estos días los rescatistas de montaña han tenido tanto trabajo como un salvavidas de Agua Dulce. La inesperada nieve primaveral ha sido el vacilón de la temporada.
La nieve es una amiga bienvenida para los deportistas, los amantes de la naturaleza y los turistas en pos de aventura, pero para mí, que recién he pasado dos inviernos en Suiza, es solo una curiosidad. Me gusta ver nevar, pero no caminar sobre la nieve: no sé dónde piso y me hundo a cada paso. Como no tengo ropa ad hoc- impermeable y térmica- cualquier conato de juego en la nieve me deja empapada, tiritando como pollo y de pésimo humor. Nada de eso, sin embargo, impidió que mi suegro, las sobrinas y Magtán me convencieran de ir a "faire la luge" (jugar al trineo).
Luego de veinte minutos de ascenso en auto por la región de Jura, todo es blanco. Solo tienes que escoger una pendiente donde la nieve no esté muy blanda y a rodar jovenLos nuestros eran trineos antiguos, mejor dicho clásicos. De madera, sin mayores accesorios, salvo por una pita para jalarlos de regreso, y con espacio para dos ocupantes.
Parece divertido hasta que estás ahí. Bien abrazada a una adolescente que tiene la mitad de tu edad (y el triple de tu coraje), y convencida de que no solo vas a hacer el papelón del siglo sino que además te vas a sacar la reñoña. De pronto alguien te empuja desde atrás y, jua, cuesta abajo, tragando la nieve que salta por todos lados y sintiendo el aire helado que te pellizca los cachetes. Al final te das cuenta de que no solo es divertido, sino que es un vacilón. Te relajas, te lanzas sola, abres los brazos, gritas como condenada, y solo lamentas que cada bajada implique una subida, pero finalmente te dices que estás haciendo un superejercicio, porque sino cómo te explicas que te chorreen gotas de sudor cuando todo está congelado a tu alrededor.

De arriba pa'bajo: Primero con Pauline (14), luego con Justine (12) y, finalmente, yo adelante como buena / Todo lo que baja tiene que subir: cada paso sobre la nieve vale como diez sobre el asfalto, sobre todo si estás en pendiente. /Categoría masters de trineo: Melissa (9), Arthur (64) y Plume (7).

vendredi 21 mars 2008

El huevo o el conejo?

Alguien sabe por qué se supone que es un conejo el que te esconde los huevos de Pascua? Lo pregunto porque yo no tengo ni la menor idea, pero también porque nunca en mi vida había visto tanto conejo y tanto huevo (lo juro) por todas partes. Aunque sospecho que el origen de esta tradición es recontrapagano, lo cierto es que la citada dupla es la estrella de la Semana Santa por estas latitudes.
Hoy, Viernes Santo, es justamente uno de los días centrales de la fiesta huevo-conejo, y los granjeros de por aquí tuvieron la iluminada idea de organizar una miniexpo de, adivinen, conejos y no, bueno, no huevos, pero casi, casi: aves, que como bien sabemos vienen antes de los huevos, o era el revés?
Ninguna novedad en la cancha de los plumíferos, apenas unos gallos bullangueros, unos pollitos pichiruchis, un par de pavos reales y algunos pericos. Ah, ningún huevo, ni de los normales ni de los decorados (esos tenían su exposición propia, en una sala de Friburgo, lo juro). Más interesantes estuvieron los conejos, dentro de lo que cabe obviamente, pero las vedettes de la jornada fueron dos cabritas bien zamarras que nadie tenía mucha idea qué pito tocaban ahí pero se prestaban encantadas para las fotos.
Ah, quizá alguien se estará preguntando qué cuernos hacía yo en este bucólico evento. Pues muy simple: era feriado, todo estaba cerrado, nevaba a forro, se avecinaba una tormenta y no había manera de que yo me quedara tranquila en la casa. Teníamos (nótese el estratégico salto de singular a plural) que ir a algún lado y, bueno, esto fue lo más cerca y casi lo único que encontramos. Además era gratis.
Mientras las fuerzas de la naturaleza aplacan su ira y/o algún centro comercial se anima a abrir sus puertas, dejo mi ranking de conejos como evidencia irrefutable de que he celebrado esta efeméride como Dios manda: bieeeen planta.

Arriba, derecha: Si o no que parece de chocolate? Y se la pasó así, imperturbable, toda la mañana, bueno, la media hora que estuvimos por ahí. Izquierda: Pese a sus orejas caídas, este ejemplar era uno de los más caros de la conexpo/ Chequeen este, con los ojos delineados estilo Amy Winehouse/ Magtán pregunta: Cuántas cabras de monte hay en la foto?

mercredi 12 mars 2008

Soplará y resoplará

La lluvia no jode tanto, la nieve tampoco. Con un buen paraguas y zapatos de suela antideslizante puedes salir tranquila. El problema es el viento. El viento cambia la dirección de la lluvia, la vuelve violenta, entrometida e insoportable. Y no importa si dejó de nevar hace horas, al menor soplido de viento las ramas de los árboles se sacudirán dejando caer sobre tu desprevenida cabeza toda la nieve que tenían acumulada.
Estamos en plena tormenta, la anunciaron ayer en la Méteo. El bramido de las ráfagas es parecido al de las olas que revientan en la orilla. Sé que no va a ocurrir, pero no puedo dejar de imaginarme que en cualquier momento todos vamos a salir volando. Las puertas se aferran a sus marcos. Las ventanas se sacuden en sus bisagras. Zambie le ladra al aire. No corras, que no es temblor. No te desesperes, que no te vas a ahogar. Es solo el viento, no es para tanto.

samedi 8 mars 2008

Sala perdida

A veces me da risa, otras me preocupa pero en general me produce bastante indiferencia. Vivir en una casa que no tiene sala no me parecía tan raro hasta que comencé a comentarlo con otra gente y vi sus reacciones. Claro, no es que vivamos en un estudio, ni en un minidepa. El anuncio de la sección inmobiliaria del periódico lo describía como un departamento con dos habitaciones, cocina, baño y sala. Y más o menos eso estábamos buscando. Por obvios motivos, necesitábamos definitvamente baño y cocina. Comedor no tanto, porque yo como en la cama como las huevas, y Magtán puede comer hasta parado mirando la pared. Pero la cocina resultó lo bastante grande como para poner una mesa con dos sillas, y hasta tres. Habíamos quedado en dos dormitorios, uno para nosotros y otro (no, la visita de la cigüeña sigue siendo una posibilidad remota) para las visitas de Perú que hasta ahora no recibo (escucharon??????). La sala era como una zona tácita para la que ni siquiera teníamos mobiliario.
Así se suponía que iba a quedar nuestro hogar hasta que, el día en que nos mudamos, se me ocurrió una de esas ideas que cualquier persona rechazaría de plano pero que a Magtán no le parecen nada delirantes y acepta con la mayor tranquilidad: y si usamos la sala para nuestro cuarto? Ya pues.
O sea, tenemos un armario armatóstico, fina cortesía (y finísima madera) de mi suegro, que es un capo en carpintería y que también nos ha hecho dos mesas de noche que más parecen de ping pong porque son enormes (pero no me quejo porque la mía ya está rebalsando de chucherías), el televisor (sí, muy mal, la tele no debe estar en el dormitorio) y las dos, 2, camas de Zambie, que las tiene de adorno (y para almacernar huesos viejos) porque al final siempre se sube a dormir con nosotros. Con todo eso, en el cuarto que supuestamente debía ser para la feliz pareja apenas hubiera quedado espacio para entrar y salir.
La cosa es que la que debía ser nuestra habitación terminó siendo el cuarto de huéspedes, y en el que debía ser el cuarto de huéspedes pero habíamos decidido que fuera la sala instalamos la computadora, los estantes de fósiles minerales de Magtán, los estantes de libros de Magtán, los estantes de estampillas de Magtán, y un pouf que, hasta la fecha, es lo único que sugiere un esbozo de sala. No era la intención pero de paso nos ahorramos un buen billete en muebles, alfombras, jarrones, mesa de centro y cachivaches varios que uno suele poner en una sala.
Luego de más de un año de vivir acá, solo hemos echado en falta ese ambiente en dos ocasiones. Una, cuando vinieron los vecinos de abajo a comer (nos habían invitado como bienvenida por nuestra llegada al edificio y no sé cómo se nos ocurrió retribuirles la cortesía), y otra cuando nos cayeron de sorpresa mi cuñada y mis sobrinas. En ambas oportunidades era verano, así que sacamos mesa, sillas, pouf y bancos al balcón y todos tan contentos.
Ya, lo que pasa es que somos una pareja más bien solitaria, tirando para ermitaños si nos comparamos con el gregarismo de la mayoría de personas que conozco. La única compañía indispensable para Magtán somos este pechito y el perro (aunque no necesariamente en ese orden). Y yo, pues todavía no tengo amigos que me provoque traer a mi jato, pero aun si los tuviera, al igual que hacía en Lima, preferiría quedar para juntarnos en otro lugar: la sola idea de tener que recoger trastes, lavar, barrer y reacomodar después de una reunión me quita todas las ganas.
Eso sí, debo reconocer que últimamente me han entrado ganas de tener algo parecido a una sala, sin tanto cuchufay, todo muy minimal: solo un sofá de esos ultradesign, una chimeneíta y una manta bien antialérgica para echarme a leer cuando mi columna comience a aburrirse del colchón de la cama. Así se empieza, supongo.

samedi 1 mars 2008

Cebollas de pascua

Hasta ahora, para mí simplemente había sido Semana Santa. O sea, esta efeméride cristiana que suele caer entre marzo y abril y que nos hace acreedores a por lo menos tres gloriosos días de ocio, nunca había sido Pascua en mi cabeza. Pascua era cuando mucho Navidad, porque todavía hay quienes te desean felices pascuas en diciembre no? Pero ahora que todos los supermercados, centros comerciales y lugares públicos están abarrotados de conejos de chocolate, huevos multicolores, decoración ad hoc y productos golosinarios que solo se consumen en estas fechas comienzo a entender que Pâques es a la vez Semana Santa y, para variar, un suculento negocio de márketing.
Todo estaba más o menos claro hasta que me tropecé en uno de los estantes de la Coop, que es como el Vivanda de por aquí, con bolsas de cáscaras de cebolla "en remate por Pâques". No cebolla picada, ni encurtida, ni confitada, cascaritas de esas que tienes que sacar arruinándote las uñas. Bolsones eran. Sin perder tiempo, acudí a mi diccionario de tradiciones helvéticas, el Petit Magtán ilustrado, y consulté: "ah, sirven para pintar los huevos de pascua". Ya, alguna otra precisión? "Te dan un color marrón". Ajá, pero qué haces, las sobas en el huevo o qué? Cara de "vesta nunca entiende nada", suspiro profundo y, finalmente, la aclaración: "Hierves las cáscaras y luego las cuelas, el resultado es un tinte natural para decorar los huevos". Asu, pero no hay un montón de colorantes especiales que ya vienen listos para eso? "Sí, pues". Y quién se va a dar la chamba de hervir sus cáscaras solo para obtener un colorcito, que ni siquiera es el más simpático de la paleta cromática? "Pero es natural, te digo". Igual, qué flojera, hay que tener ganas de perder el tiempo creo. "Bueno, se lo dices a mi mamá y a mi hermana que ya están pintándonos varios huevos con ese colorcito que te parece tan misio, ok?" Bueno, pero no te enojes!