mercredi 7 novembre 2007

Tonito

Magtán tiene dos ahijados, bueno, un ahijado y una ahijada. El ahijado, que vive en Lausanne, cumplió 4 años el sábado pasado, y por supuestos estábamos invitados. Durante toda la semana me preparé para lo que en mi cabeza es una fiesta infantil: chibolos desaforados y mucha pero mucha comida. Gelatinas, sanguchitos de todos los sabores, caramelos, chizitos, lentejitas, marshmellows y todo eso que hace que una criatura que podría resultarte simpática en una situación normal, en esta se convierta en un mostrito de manos pegajosas, boca manchada de chocolate y pelo lleno de tortees.
Yo no sé si Catherine, la mamá de Iohan, es una rebelde o si así son estas cosas por acá, pero el asunto es que de entrada no vi ni un dulce. Nada. Algunos globos por ahí, una mesa puesta para los chicos con sus platos y sus cucharitas y botellas de agua y jugo de manzana. En la mesa de los adultos más botellas de agua, un par de vinos, cocacolas y punto.
La cita era a las tres de la tarde. A eso de las cinco salió la torta del horno, los chicos se sentaron a la mesa, cantaron Joyeux Anniversaire y comieron su torta sin mayores tropelías. Luego nos tocó la torta a los viejos y una hora después todos se estaban despidiendo. Apenas unas migas esparcidas en el piso sugerían que en ese departamento acababa de tener lugar una fiesta infantil.
Ah, tampoco vi ni una nana, solo mamás muy serenas. Menos original en cambio resultó la demografía masculina: solo dos papás, el del dueño del santo y otro que, supongo, vino a ayudar a la esposa con los dos críos, uno de ellos de apenas tres meses de nacido. Para mi gusto faltó la piñata, pero es cierto que los pones a darle de palazos al muñeco y luego comienzan a hacer lo propio entre ellos y ya no hay quién los controle. Lo que no me explico, finalmente, es por qué sí hubo piñata, llena de golosinas, en la comida de mi matrimonio. Creo que voy a tener que hacer algunas aclaraciones por aquí sobre las tradiciones festivas peruanas.
En fin, así cualquiera hace fiesta infantil, digo yo. Si hasta comienza a parecerme fácil este asunto.